Brindar de manera profesional servicios notariales, con un espíritu de responsabilidad, respeto y ética, promoviendo valores entre el gremio y los ciudadanos, de confianza y unión, protegiendo la seguridad jurídica y la legalidad en todo momento.
Proporcionar servicios de calidad a los ciudadanos con apoyo de tecnologías informáticas, que hagan los trámites eficientes, expeditos y eficaces, garantizando siempre la certeza jurídica.
Hoy mi canto hacia ti va dirigido, notario padre, notario amigo. A ti, vanguardia de mi tribu, a ti, el día de hoy hablo porque tú significas para mí el faro, la estrella y la brújula en mi navegar en este mar de que es el vida del notario. Es mucho lo que me has enseñado, pero es más lo que me falta por aprender de ti, que me has antecedido en cada una de las estaciones que nuestra carrera tiene.
Es mucha la gente fuera de nuestro mundo que piensa que la profesión de notario es una de las más cómodas.
Muchas ocasiones se supone erróneamente que el notario es una figura que sólo tiene la misión de dar fe en algún acontecimiento y acto seguido extender su recibo de honorarios. Inclusive, su paso por la vida es tan seguro, que pasa inadvertido. Todo mundo tiene sobresaltos en su diario vivir, menos el notario.
Él está hecho de una pasta diferente, vamos, ni siquiera se enferma. Mucho de eso piensa la sociedad común, pero yo, que formo parte de la familia del notario, sé que es diferente, sé que para llegar y consolidarse como un notario respetado se requiere de mil y mil esfuerzos. La disciplina, el tesón, la fe y la esperanza fueron las armas con que ustedes cosechan el éxito. Por eso hoy le dedico mi canto que significa abrazo y sumisión humilde a su grandeza, permitan que llegue hasta ustedes mi palabra y admítanla como una ofrenda a su rango.
Notario Mayor: agudiza tu cansado oído, y sobre todo abre tu corazón por que hasta allá quiero que lleguen mis sentimientos, recíbelos y de buena voluntad admite mi veneración, soy un hombre, quizá algo joven, pero ya notario. Está apenas reciente mi patente, que es mi orgullo y a la vez mi reto de responsabilidad. Hoy que comienzo a sopesar la pesada misión que tú atléticamente has llevado con holgura, mi admiración por ti se multiplica y cuando siento flaquear, analizo que los retos que me asustan ya lo viviste y superaste tú, admirado maestro.
No te extrañe pues mi canto por que proviene de alguien a quien has servido de paradigma y que está dispuesto a despojarse de su vestido para alfombrarte el piso por donde caminas, hasta allá va mi admiración por tu canas, por tu sabiduría, sólo hay un pero, amargo: que toda esa veneración lleva una carga de interés, sí, como al inicio de mi canto lo señalo, no me conformo con lo que ya me diste, requiero de más, no por simple avaricia, sino porque sé que eres poseedor muchos más secretos y de mucha más sabiduría.
Dime, por Dios, cómo hago cuando siento asaltado por tentaciones. Confíame cómo puedo mantener clara la visión cuando hay torbellino en mi entorno. Cómo puedo atraerme al valor cuando tengo miedo. Asesórame para no perder el afán cuando caigo en la monotonía. Enséñame, padre amigo, a vestir con pulcritud, con determinada elegancia, sin caer en la ridículo. Necesito irradiar sensación de limpieza interior y exterior. Reprénderme por dejar tan abandonada mi oficina, regáñame por ser conformista, reclámame por no ser más humano con mi personal. Dime cuál es mi secreto para mantener siempre frescas las relaciones con mis clientes. Enséñame cómo debo hacerle para no descuidar a mi familia cuando el trabajo me abruma y tengo deseos de superación profesional. Oblígame a ser justo al cobrar mis honorarios. Invítame a abrir los ojos para ver con piedad los mundos de la carencia y exígeme compartir algo de mi canasta. Ubícame hermano mayor, bájame al piso cuando comience a volar perdiendo mi centro merced a las bonanzas y a las duraciones. Invítame a reconocer que sobre todas las estrategias y técnicas estará la voluntad de Dios.
Por último, padre notario: dame la sabiduría para poder conocer mis debilidades y defectos y así poderlos enfrentar y superar.
Ya ves, hermano Notario Mayor, que es mucho lo que me falta por aprender de ti. Gracias a todos y que Dios los bendiga
Fernando Antonio